ANOTACIÓN


Las máximas conversacionales de Grice


Julio Ostalé García

Profesor de Filosofía en UNIR, Madris y en UNED, La Coruña




Cuando preguntamos "¿Tiene hora?" esperamos una respuesta como "Las cinco y cuarto" en vez de "Sí, pero no me obsesiono con ella". Explicar por qué "¿Tiene hora?" es interpretado como "Por favor, dígame la hora" requiere tener en cuenta ciertas reglas que los hablantes respetan cuando se comunican entre sí.

Paul Grice estudió en Logic and Conversation (1975) toda conversación como una interacción social que se ajusta a ciertas reglas, las máximas conversacionales, que los hablantes pueden respetar o no respetar. Si lo hacen, la conversación se organiza en una cierta dirección, en lugar de ser una sucesión de intervenciones inconexas.

 

Principio de cooperación

El principio de cooperación (PC) es la regla más importante: "Haga usted su contribución a la conversación tal y como lo exige, en el estadio en que tenga lugar, el propósito o la dirección del intercambio que usted sostenga".

Los participantes de una conversación siguen PC y además tienen conocimiento mutuo de PC. Esto último significa que, si A y B conversan, A sabe que B respeta PC, B sabe que A respeta PC, A sabe que B sabe que A respeta PC, B sabe que A sabe que B respeta PC, etcétera.

 

Máximas conversacionales

PC se desarrolla en máximas conversacionales, igual que una constitución se desarrolla en leyes. Pero es importante observar que esas máximas pueden ser violadas y están sujetas a revisión.

Cantidad. Haz tu contribución tan informativa como la ocasión lo requiera, pero no más.

Cualidad. Haz que tu contribución sea verdadera, evitando no solamente aquello que creas falso, sino también todo aquello cuya verdad no puedes sostener con buenos argumentos.

Relación. Haz que tu contribución sea relevante, es decir, tenga que ver con el tema que es objeto de la conversación.

Modalidad. Haz que tu contribución sea clara, evitando la expresión oscura o ambigua, siendo además escueto y ordenado.

La máxima de relación es la más interesante y difícil de formalizar. Inspira la teoría de la relevancia de Dan Sperber y Deirdre Wilson.

Normalmente seguimos estas máximas. Si me preguntan "¿Dónde tienes el coche?", respondo "Aparcado ahí enfrente", pero no "Donde lo he dejado" o "Enfrente y a siete metros". En este caso he seguido la máxima de la cantidad. Otro ejemplo: quien entra en una floristería y dice "Buenos días" no suele escuchar "Le diré cuánto me paga mi jefe", pues es poco probable que el dependiente viole la máxima de la relación.

A veces violamos una de las máximas conversacionales porque nuestras pretensiones entran en conflicto con ella, como cuando queremos mentir. Otras veces queremos terminar con la conversación. También hay ocasiones en que se producen conflictos entre dos máximas conversacionales, como cuando queremos decir algo pero no podemos por falta de evidencia.

Un caso especialmente interesante: violamos una máxima pero nos atenemos a PC. ¿Por qué? Porque queremos decir algo distinto de (aunque no necesariamente contradictorio con) lo que decimos, generando así una implicatura conversacional.

 

Implicaturas conversacionales

Imaginemos una conversación entre A y B, ambos siguiendo PC y en la cual A afirma p. Entonces q es una implicatura conversacional de p si se cumple que:

(1) q no se sigue lógicamente de p.

(2) A pretende comunicar q.

(3) B es capaz de derivar q a partir de p y de PC y acaso de alguna información contextual compartida por A y B.

Si me dicen en la oficina "Vete a casa y descansa", infiero que primero debería ir a casa y después descansar, en ese orden. Esta implicatura no se sigue solo de la oración que he escuchado, sino de ella y de la última submáxima de la modalidad: todo discurso debe ser ordenado, luego los eventos se deben describir en el mismo orden en que suceden.


Publicado 15 diciembre 2018